la religión no tiene cabida en el siglo XXI.

El cura Celestino Onaindía fue ejecutado el 28 de octubre de 1936 en Hernani. Triste paradoja: el mismo día, 71 años después, El Papa Benedicto, celebra la beatificación de otros muertos como él salvo que él murió por otras causas.

Su sobrina Miren Onaindía, de 74 años, reivindica su figura: "Apenas lo traté, pero en casa siempre se ha hablado del tío Celestino, el que mataron los franquistas. Tenía 38 años y volvía de oficiar un entierro. Le esposaron y llevaron a la cárcel de Ondarreta, donde estuvo ocho días. Le fusilaron sin juicio, sólo por ser un sacerdote vasco; la orden de ejecución apareció después en un archivo de Galicia. Murió entonando un Tedeum bajo las balas".

Hoy, el cardenal José Saraiva Martins ha proclamado beatos en el Vaticano, en nombre del papa Benedicto XVI, a 498 españoles, asesinados en 1934 y 1936-39, considerados por la Iglesia "mártires del siglo XX".

Por otra parte, unos por nacionalistas, otros por encontrarse en el lugar inadecuado, más de 16 sacerdotes vascos fueron asesinados por Franco, 200 más del "bando rojo" fueron víctimas religiosas de la dictadura franquista, exiliados.

A unos los buscaban porque se habían proclamado nacionalistas o partidarios del gobierno legal, a otros se los encontraron fusilados.

De esto, la memoria se olvida. Y no por ello defiendo ni a unos ni a otro católicos.

Me avergüenzo publicamente de ser católico y de ser bautizado.

Hoy la iglesia es inútil.