La Pulga Teatro estrenó ayer su espectáculo “Katastroff Circus” en el teatro Cánovas (Málaga). Estamos ante un espléndido comienzo que hace de la obra un buen espectáculo sabiendo mezclar artes como la danza o el clown, y técnicas como el títere y la luz negra para producir un ambiente bellísimo en torno a la vida de un circo donde los artistas y los animales juegan a ser protagonistas de sus propios números, y alardear de sus destrezas con el máximo de humor. La Pulga Teatro ha confeccionado un producto que, si bien está destinado en principio para el público infantil, engancha con facilidad a los mayores, que observan cada detalle de los elementos que se concentran por el escenario, embobados ante los pormenores con que sorprenden.
Gran parte del logro de la función se debe al lujo de ese comienzo no obstante no se integran en la acción. Los cuadros (sketches) se continúan sin avance alguno. No sabemos si la pausa en oscuro es el final de obra durante numerosas veces. Los personajes se multiplican por el escenario, se renuevan ante el espectador sin dar tiempo a reconocer cuál de los actores es el que ahora interpretando. La escenografía, que representa la carpa del circo se adapta muy bien a lo que realmente quiere aparentar, un circo, no obstante el ambiente a veces se hace cansino al representar siempre una realidad que no siempre concuerda con la acción.
En cuanto a los actores, la parte corporal como elemento comunicativo sin palabras, sólo con sonidos y gestos, tanto de la cara como del cuerpo, nos hacen partícipes de las intrigas a las que se enfrentan los miembros del circo.
Una cuidadosa labor pero sin los encajes suficientes para lograr un resultado idóneo.
Gran parte del logro de la función se debe al lujo de ese comienzo no obstante no se integran en la acción. Los cuadros (sketches) se continúan sin avance alguno. No sabemos si la pausa en oscuro es el final de obra durante numerosas veces. Los personajes se multiplican por el escenario, se renuevan ante el espectador sin dar tiempo a reconocer cuál de los actores es el que ahora interpretando. La escenografía, que representa la carpa del circo se adapta muy bien a lo que realmente quiere aparentar, un circo, no obstante el ambiente a veces se hace cansino al representar siempre una realidad que no siempre concuerda con la acción.
En cuanto a los actores, la parte corporal como elemento comunicativo sin palabras, sólo con sonidos y gestos, tanto de la cara como del cuerpo, nos hacen partícipes de las intrigas a las que se enfrentan los miembros del circo.
Una cuidadosa labor pero sin los encajes suficientes para lograr un resultado idóneo.
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