domingo, marzo 21, 2010

¿Merece la pena?

Una persona que desea a otra debería tirarse de cabeza por el acantilado dejando atrás todo sentido y valor negativo. Soñar y volar, dejarse llevar por la ascensión y el descenso de la felicidad y el dolor, pero no dejarse únicamente llevar el dolor a cuesta como lozana esperanza de un Sísifo que abocado al fracaso sabe su destino antes de arrancar a empujar esa piedra.

Pero claro, ni las nubes que no sueltan su lluvia se aferran al cielo por no escupir , ni los autos se acercan al carril contrario en curvas agresivas, ni los árboles florecen en tiempos desdeñosos…

Hay personas que por temor a una vida distinta, pero llena de emociones, no se vuelcan en otras. Estas sí que eligen y son puramente racionales. A estos sí, hay que enviar ante Zeus y aplicarles severos castigos dignos de Prometeo o Tántalo. Semidioses y Dioses tuvieron castigos… humanos no. ¿Acaso la culpa nos libera de todo castigo?

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