jueves, septiembre 11, 2008

tres reflexiones y entrevistas sobre el abocamiento a la calle.

1

Una persona experimenta a lo largo de su vida cuatro o cinco conmociones psicológicas capaces, por sí solas, de desestabilizar su personalidad: la muerte de un ser querido, la pérdida de un trabajo, un divorcio... Las personas sin hogar se caracterizan por acumular muchos más casos y en menos tiempo, en una catarata de desgracias que acaba desarbolando su entereza y abocándoles a la calle.

2

A las doce apagan la luz y los 120 hombres se echan a dormir. Porta, con sus dos euros y medio. Pérez concluye: "Lo complicado no es conseguir que se duerman y que no haya peleas. No son más violentos que el resto de la sociedad. Lo complicado es que tengan ganas de levantarse y echar a andar.

3

Yo conocí una señora, mayor, que vivía en el túnel de Pacífico. Se pasó allí más de 15 años. La atacaron unos yonquis. Y le entró miedo y se fue acercando al albergue de San Isidro, que yo dirigía entonces. Cada día se ponía más cerca. Pero no se atrevía a entrar. Yo le hablaba cada mañana. Al final la convencí. Entró. Estuvo seis meses. Murió. Pero no murió en la calle. Murió con dignidad".

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