Tras quince años de soledad absoluta, San Serafín de Sarow recibía a quienes le visitaban exclamando: !Oh, qué alegría!
Un joven alemán me pide en la calle un franco. Converso con él y me cuenta que ha recorrido medio mundo y que ha estado en la India, país del que admira a los mendigos, a quienes se jacta de imitar. Sin embargo, no se pertenece impunemente a una nación didáctica. Le observé pedir: parecía haber recibido cursos de mendicidad.
Igual que la aparición del Crucificado dividió la historia en dos, esta noche acaba de dividir en dos mi vida...
Brahms representa, según Nietzsche, die Melancholie des Unvermogens, la melancolía de la impotencia.
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