...Hace dos días escasos, unos jodidos niños, junto con su madre, concibieron la perfidia de desayunar en su refugio del norte de Gaza, precisamente cuando unos proyectiles del Estado judío pasaban por allí, fumigando terroristas. Cuatro de los pequeños y la mamá volaron al paraíso un poco antes de lo previsto: no hay mal que por bien no venga. Ojitos por ojo, podríamos decir. Boquitas a media dentición por diente.
Sabemos cuál es el juego de los medios. Parecía que la prensa iba a volver a cebarse en Israel y en su sobredimensionado cerco a Gaza. Pero un suceso de mayor trascendencia borró a la familia palestina de la actualidad, es decir, de la memoria: el tema del padre (nuestro: occidental) que violó y secuestró a su hija durante más de dos décadas. Eso da mucho más de sí, informativamente hablando.
Jehová, qué grande eres.
Alguien me gana en crítica. Me alegra.
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