lunes, agosto 20, 2007

Ofrett, Tartovsky


"Ofrett" o "Sacrifio"... una desgarradora invocación a la humanidad, dirigida a su propia destrucción pues deja de lado la espiritualidad para abrazar el orden lógico-racional y el progreso tecnológico que deriva de éste. Según Tartovsky, la humanidad se ha alejado de su estado natural, que es, a la larga, su gran tragedia. “La humanidad está errada”, proclama Alexander en "Sacrifio". De ahí, que el filme se componga de espiritualidad, silencio y tiempo extendido.


En "Sacrificio", la destrucción atómica se convierte en el mayor monstruo que puede nacer de la razón. Ante el inminente fin, todo parece perdido. No hay forma racional de detener lo que la misma razón ocasionó. Alexander, el protagonista, recurre a la oración e implora la salvación del mundo, a cambio él entregará su familia y casa, sacrificio que nos recuerda de cierto modo al de Abraham.


Este rezo es insuficiente, pero es parte de la solución; para lograrla completamente debe seguir los consejos de su amigo y mensajero Otto, que le sugiere acostarse con su criada María, que es además una bruja que vive detrás de una iglesia. De esta forma salvará el mundo. Ante este aparente despropósito Alexander debe sacrificar su formación lógica-intelectual y creer.


La espiritualidad es vasta y la religión solo forma parte de ella. La relación sexual entre Alexander y María (ambos flotan mientras lo sostienen) representa la unión intelectual-religiosa-pagana, tan escindida en la práctica, pero cuya alianza conduciría a una humanidad más genuina. Pero lo que salva a la humanidad es que Alexander creyó. La fe se impone como la búsqueda principal de los personajes de Tarkovski: es un acto de fe.


Tras la línea argumental, siguen existiendo miles de elementos narrativos, como el silencio, surgida de la desconfianza por el lenguaje, pues representa ese mundo lógico que nos ofrece una visión limitada de la realidad.
El tiempo... el largo temporal de sus planos, y la belleza que de aquellos surge es más que maravillosa. Los planos generales... No veremos primeros planos excepto acercándonos al final, y no por necesidad, sino por desvirtualizar la humanidad en sí. Lo verdaderamente importante es la conciencia global que orbita en el espacio. En fín, un extremo emocional invocado por este filme unicamente equiparable a la sensación que dejó en mí, "Gritos y Susurros" de Bergman.


Equivocado o No... No soy partidario de la propuesta de Andrei, no obstante pensando que viviendo en un país donde reinaba y se extendía la dialectica materialista, lo respeto, de todo uno se cansa. A pesar de ello, agradezco que exista cine que cree angustias inexplicables en soledad.

Invito varias cervezas quién tenga el honor de ver este película y la comente.

1 comentario:

Juan Luis dijo...

La primera vez que vi Sacrificio fué hace muchísimos años, a las tantas de la madrugada, ya empezada, y con un sueño de los que tumban. Así y todo, no conseguía apagar la televisión, de tal manera me tenían subyugado sus imágenes y, el hipnótico tempo de la misma. Esa lentitud en cada secuencia, y esas imágenes desoladas, me tenían maravillado. Me importaba bastante poco el hilo argumental, y si lo tenía, yo no estaba en condiciones de saborearlo luchando como estaba, para levantar los párpados antes de que terminara. Una sensación irreal y única para mí, en una película que quedó grabada en mi mente durante mucho tiempo.
Hace poco volví a verla, ya con conciencia completa, analizando la idea argumental y otros temas, pero me sigo quedando con esa visión, mítica para mí, alucinada, en mitad de la noche, de unas imágenes que no necesitan explicación alguna y que te atrapan en una especie de trance.
Algo parecido a la sensación que tuve cuando visioné "El estado de las cosas", pero esa es otra historia.