sábado, octubre 15, 2005

Fonollosa

Es triste, y tal vez grato, demostrarse
ínfimo, incomprendido, desdichado.
Deambular por la vida como gota
minúscula aferrada a una gran nube.

El ser ha regresado a sus fronteras
primeras, las recónditas, su esencia.
Casi aturdido germen reducido
a sí mismo, en sí mismo unicamente.

Sólo consigo mismo. Aún excluyéndome
a mí que formo parte de ese yo último.
De ese yo incomprendido, desdichado,
capaz de renunciar hasta sí mismo.

Jose María Fonollosa

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